Había una vez en un país
muy muy lejano. Cierto escritor que con
su valiente laptop escribía todo lo que le hacía daño a la gente honrada de
aquel lejano país. No lo hacía con el afán de ganar premios u honores; dinero o
consideraciones; lo hacía, más bien, porque
para él era la única manera de sentirse vivo.
Ese escritor soy yo,
y ese país es Guatemala; y desde que quedó el generalote no puedo dormir, pues a mis oídos llegó la noticia que los
tiempos oscuros están de regreso; y que miles de personas honradas, o no, serán
perseguidas por sicarios al servicio del Estado. Y yo que he incomodado
bastante seré desaparecido y vinculado con el crimen organizado. No tengo
tiempo para metáforas ya que tocan con una lúgubre insistencia la puerta de mi casa
y me temo que tendré que atender. Pienso que estoy paranoiqueando e iré a abrir…
y luego seguiré con este cuento