miércoles, 4 de julio de 2012

Misreable


Dar por sentado el cable,
Que falte el internet: impensable
Así de manera poco amable,
Me embarco en la tarea detestable
De gritar, y que grito: nada. Nada, soy un miserable.

lunes, 14 de mayo de 2012

Papaparanoiquiando



Había  una vez en un país muy muy lejano.  Cierto escritor que con su valiente laptop escribía todo lo que le hacía daño a la gente honrada de aquel lejano país. No lo hacía con el afán de ganar premios u honores; dinero o consideraciones; lo hacía, más bien, porque  para él era la única manera de sentirse vivo.

Ese escritor soy yo, y ese país es Guatemala; y desde que quedó el generalote no puedo dormir,  pues a mis oídos llegó la noticia que los tiempos oscuros están de regreso; y que miles de personas honradas, o no, serán perseguidas por sicarios al servicio del Estado. Y yo que he incomodado bastante seré desaparecido y vinculado con el crimen organizado. No tengo tiempo para metáforas ya que tocan con una lúgubre insistencia la puerta de mi casa y me temo que tendré que atender. Pienso que estoy paranoiqueando e iré a abrir… y luego seguiré con este cuento

Lo bonito y lo Feo


Hoy murió su parte india.

Hoy de haber leído el extranjero hubiese ido al cine.
   
Hoy puede ostentar con mejor conciencia ese apellido ladino.

-no podría decirse español -pensaba-, pero como fuera o de donde viniera era bonito –pensaba y así sinceramente sentía.

 Él no sabía que su herejía tendría una factura en el xibalba de su madre y no en el infierno del tal dante.

El Maligno


No sé bien si fue por ese hedor que suele despedir mi culo cuando no lo lavo por dos, tres o cuatro días, que nadie se sienta a la par de mí en esta maldita camioneta. No es que me mortifique en lo más mínimo, es solo que lo encuentro ridículo; el autobús está lleno y el lugar contiguo al mío aún se encuentra vacío; bueno ni me mortifica un poco, es más los entiendo; los puedo entender, yo mismo no soporto el hedor de culos ajenos; especialmente los que se aderezan con fragancias caras, caras pero burdas y toxicas a mi juicio.

 Pensándolo bien no es tan ridículo, el día de hoy me aderezaba el olor a putrefacción de este maldito cáncer que  se propone matarme.

¡O no! y acá viene, pero tiene que ser el último. ¡JJJt! ¡jrjrjr! ¡jjjjt! tzu. Ánimo ¡JJJT! ¡JRJRJRJRJRJR!  ¡J J JTZUP!. ¡Jajaja! vete maldito ¡jajaja!  Lo siento pero no puedo contener mi felicidad, Estallo en una efusiva carcajada, luego creo que voy a llorar, es inevitable, se me salen las lágrimas. Por fin lo he sacado todo de mi sistema. Bueno yo acá me bajo, creo que han tenido suficiente de mí en esta camioneta donde por cierto ya no había nadie ni en el asiento delantero, ni trasero y a la par... pues bueno allí no vi. ¡Que gentes!, acaban de presenciar como arrojaba (literalmente) el ultimo poco de cáncer que quería ¡asesinarme! y no hubieron: ¡aplausos! ¡no hubieron: aleluya señor!. Solo hubo reproche y caras de nausea, censura. Es cierto, nadie lo sabía, no había maestro de ceremonias, nadie tuvo por lo visto la capacidad de intuir que se estaba auto sanando una persona que estaba en el lecho de la Muerte.